sábado, 6 de diciembre de 2008

✒DIVINO IMPACIENTE, poemas, La Paz, 1980


proverbios y canciones
1980 - 1985
Editorial Cuadernos Azules
La Paz, Bolivia




I
Antes de recordar el tiempo
yo obedecía el beber de mis pasos;
cuando el azar feliz los reunía
i hacía restañar la hoguera
¡Mi vida como luna creciente
era un espejo de sol!

II
Portaba mi alma como delicado
y absurdo manto de ideas
i un tren demente avasallaba
mis rieles, estrepitosamente
¡Mi vida como espejo
era un trozo de sol gimiente!

III
Acariciaba distraído el fresco pubis
matinal de la distancia;
no cambiaba el panorama
al cerrar o abrir los ojos
¡Mi vida rasante fustigaba
el sol i sus trozos imaginarios!

IV
Ni hechiceros gimientes, ni la lucidez
de los sabios agitados
ni en el espesor de las montañas,
ni en los rincones que no conocí jamás
¡Mi vida rutilante hallaba
un imaginario espejo sin voces!

V
Plácida tumba de los recuerdos idos,
donde lo diminuto adquiere distancia
i los alargados días, excepciones
lúcidas de la bicéfala muerte, donde
¡Mi vida como luna esparcida
entre las olas, cabalgaba sonora!

VI
Se desvanecían calles y ciudades que acariciaba como a nubes
lechos donde anidó peregrina, dichosa como si nacería cualquier día
¡Mi vida danzante dibujaba espejos
en los caminos sin sol!

VII
Lluvias claras como el aguamiel caían rumorosas sobre mis cabellos
dormía sin pensar que al dormir sin respirar ya no se agrega nada
¡Mi vida solapada en los augurios, restallaba en los reflejos!

VIII
Nada camina sin su sombra o su futuro, nada gira sin su eje o su sol
despierta al anochecer, rozando el sol
a cuestas, herida al mediodía
¡Mi vida, mi sol, mi luna, eran espejos
del nadie que yo habito!

CANCION DE UN INSTANTE


Adentro, más adentro de mis logros
se ha ido la boquidulce de mi sombra,
caminando despacito como una demente
Rabioso mi tiempo termina, pero vive..

Rebasa el fuego sus flechas de color,
armado de llamas hierve su espíritu.

I que dolor el que circuncida mi voz
del grosor de las palabras quietas,
del rumor de una mañana sin mendigos:
es sólo un hilo el sabor de la alegría...

Rebasa el ruego sus manchas de saliva
amado de llamas hierve su fuego.

Descubre su rostro quién no lo ha tenido
jamás en sus espejos la edad de su piel;
la noche pasada ya está casi amanecida
en el espejo sin retorno de la calle.

Rebasan de llamas sus fantasmas
armado luego con mil colores.

Redencialmente partir es desacierto
cuando la antigua muerte late aún
en medio de un corazón sano;
mientras la dura tierra parece alargarse...

Rebasa el fuego, hierve su espíritu
armado de llamas sus flechas de rubor.

Una celosía es una ventana ornada;
los ojos son sólo celosías enjoyadas.

CANCION DEL MIEDO
1982

Temo recordar aquella infancia cantarina
los huesos cortos en los azules sin tiempo;
la oscuridad cazada por las noches,
la fresca leche que mis ojos i labios bebían
los pasos dados a medias en la tierra.

La penumbra canora de los jugueteos sin fin,
reseca en la linterna de los días nublados.

Cariamablemente las paredes vociferaban,
los cabellos del Hombre se habían marchado;
un cielo de miel sana las calles de tierra...

¡ Una alegría temblaba en mí, i yo la temía !

La Mujer me hizo sentar en sus faldas, bellisonantes;
sus abrazos eran un estanque febril irrevocable;
un anillo solitario daba vueltas peregrino.

Hospedaba en mí la antigüedad
que la locura humana masculla entre sus dientes.

¿ Que son los barcos, sino hombres temblorosos ?

Danzaba la riente dentro mis carnes,
a cada carcajada me acercaba al Sueño.

Oscuridad sin silencio, habitación intemporal
pobredad delgada i transparente.

¡ Una alegría temblaba en mí, i yo la temía,
i la inimitable voz siempre se repetía !

CANCIÓN INQUIETA EN EL ESPEJO


Ruges como el último candil
en que se apaga
la llama carnal, el simple beso,
la esperanza inquieta.
sola en el llanto que te llama...

Mirada por el ojo abierto
de una cerradura en forma de cabello.

Espacioso, creo ver el filamento
- simplemente un hilo -
eran muchos i poco espacio
entre ellos ya no coincidían
Uno que reptaba lento, otro remontaba.
brillando entre una luz que
apenas te escondía...

Mirada por el ojo entreabierto
de un portón en forma de carrillo.

Clara sonriendo tras las muecas
de un sudor que mojaba nubes;
la campana o la sirena
empeñada en sonreír a una imagen
el reflejo, el laberinto,
partiendo detrás del escondrijo,
desta estampa polvorada

¡ Detrás del ojo de la cerradura !

1984



CANCIÓN DE SIEMPRE


Azulina, verdosa, casi agua
desayuno matinal la niebla intacta.

Granizo de confites sobre
techos madrugadores,
explota el aire en minúsculos resoplidos.

Algo reverbera en alguien,
un gesto que se alegra.

Escaleras serpentinas se añaden al cielo,
mistura infinicolor disminuye el brillo,
mezquino y labial de un sol que no arde.

Se arroja al viento quieto el dinero
de los días que no llegan
¿Cuanto vale la eternidad del miedo ausente
en la espalda recargada de los días ?

Banderitas tiritando entre los postes,
más frágiles que los pañuelos sin lágrimas,
más huidizas que el correr con prisa ajena.

¿Quien se tropieza con los charcos del agua?
¿ Quien dispara sus lágrimas a los eternos
devaneos de las viejas ansias infantiles ?

Es martes i fiesta, desde siempre.

1984

CANCIÓN DEL AURA


Salta difusa como una realidad ardiente,
arpas deshechas que una garganta escupe;
pesadilla de fuego que diviniza el miedo,
aparece royendo el carro de mil soles sedientos.

Danza mudable con la forma de los seres,
i bebe los aires, deseoso de ser arcángel
pero, huye de los espejos remotos i quebrados,
donde la hoguera ondulada huérfana, tirita.

Pero toca la puerta como un viento helado,
como acariciando un apetito
luminosamente infiel;
sus nudillos visitantes arrojan un aroma
que llega adentro como una amorosa peste.

Sus pasos dejan huellas de húmeda ceniza,
su cola, infantiles arabescos de carmín en gotas;
sus ojos fervientes de bestia solitaria
anudan todo intento de vertiginosa huida.

Su víctima, crispada entre sabanas grisadas,
sin sueños, sin recuerdos, sin muerte siquiera.
Abre sus dedos i desenfunda los gritos helados...
¡Es el abrazo vaporoso de la eternidad parturienta!

Abandona la noche con los cabellos crispados,
las muecas quebradas, la boca babeando perlas,
fantástica compañera, favorita de flores violadas...
¡Que día maravilloso i dolorido me dejas por vivir!

1985

CANCIÓN DEL AURA


Salta difusa como una realidad ardiente,
arpas deshechas que una garganta escupe:
pesadilla de fuego que diviniza el miedo,
aparece royendo el carro de mil soles sedientos
Danza mudable conla forma de los seres,
i bebe los aires, deseoso de ser arcángel
pero, huye de los espejos remotos y quebrados,
donde la hoguera ondulada huérfana, tirita.
Pero toca la puerta como un viento helado,
como acariciando un apetito luminosamente infiel
sus nudillos visitantes arrojan un aroma
que llega adentro como una amorosa peste.
Sus pasos dejan huellas de húmeda ceniza,
su cola, infantiles arabescos de carmín en gotas;
sus ojos fervientes de bestia solitaria
anudan todo intento de vertiginosa huída
Su víctima, crispada entre sábanas grisadas
sin sueños, sin recuerdos sin muerte siquiera;
abre sus dedos y desenfunda los gritos y tiembla…
¡Es el abrazo vaporoso de la eternidad parturienta!
Abandona la noche con los cabellos crispados
las muecas quebradas, la boca babeando perlas…
Fantástica compañera, favorita de flores violadas
¡Qué día maravilloso i dolorido, me dejas por vivir!



CANCIÓN DE MADRUGADA


Empalidece lento el azul,
aunque pudor no tiene el miedo.

Madrugada soy, no se lo digas a nadie
¿En este instante fatuo,
de qué puede lamentarse alguien?
Puede irse, duda no cabe en ello;
pero, entre ir i venir, algo puede quebrantarse.

Madrugada eres, no me lo digas ahora
con resoplidos de yermos i cenizas;
al ser ensartado por la aguja
de un hilo delgado...
Ten cuidado, ¡no lo toques !

Madrugada estamos, diles a ellos;
flujo reencarnado de miradas frescas,
harina blanca de otros sueños...
Dame de beber, ¡que me ahogo !

Taracea el sol la lluvia, transparenta el agua,
el viento fugaz perfora el cielo,

Es madrugada.

1984



CANCIÓN DE CUNA
Para Icla de Fátima


Suave y tibio, afuera roza el viento
gato aéreo, tímido respiro.

La luna con cara de pan lleno
brilla con todas las estrellas.

Tu suave aliento peina a cada instante
los pliegues de gasa de la almohada

I tu mi niña, ¡ni piensas en los sueños!

Mamá te llama, firme y candorosa
por tu nombre en diminuto;
sube el tono i tras la puerta ...
un ruborcillo pace en tus mejillas.

Ella se calla i las comisuras de tu rostro
dibujan la sonrisa más dulce

I tú mi niña, ¡ya imaginas nuevos juegos !

Cerca i acariciando en el mirar,
me atrevo a buscar el escondrijo
que ocultan tus manitas...

¡Qué dulce la penumbra en paz !
los respiros van i vienen.
Me siento una pradera verde elemental
que abraza a una florecita sin tocarla,
con ensueños fragantes e imprecisos.

Duerme mi niña,
¡ que mi vida duerme en ti !



CANCIÓN FUGITIVA


Cosas que se dicen como acariciando
un estribillo de voces en el anillar
sonoro de la garganta húmeda;

Consignar sonrisas en el momento
exacto de su desaparición,
casi como un airecillo
de dicha oculta i desmedida...

Aquí nuestros vasos
embebidos en besos
que sienten en el sabor
amargo de la noche
una canción gozosa
entre los dedos.

I las cazas con los ojos
abiertos entre párpados
de acortinadas penumbras...

¿ Donde estás tú, pequeña voz ?
ala de palomas mensajeras
replicar de campanitas de vidrio.

Semejas voz de ausencia
en el entierro imaginario
de un niño febril que aún no nace.
1978



CANCIÓN DEL MIEDO


Temo recordar aquella infancia cantarina
los huesos cortos en los azules sin tiempo
las oscuridad cazada por las noches,
la leche fresca que mis ojos i labios bebían
los pasos dados a medias en la tierra
La penumbra canora de los jugueteos sin fin
reseca en la linterna de los días nublados

Cariamablemente la paredes vociferaban,
los pasos de mi padre se habían marchado
un cielo de miel sana paseaba por las calles…

¡Una alegría temblaba en mí, y yo la temía

Mi madre me hizo sentar en sus faldas, bellisonantes
sus abrazos eran un estanque febril irrevocable
un anillo solitario daba vueltas peregrino.

Hospedaba en mí la antigüedad de la locura humana que agria, mascullaba entre sus dientes
¿Qué son los barcos sino hombres temblorosos?
Danzaba la mascara riente dentro mis carnes
a cada carcajada suya , me acercaba al Sueño

Oscuridad sin silencio, habitación intemporal
pobredad delgada y transparente
¡Una alegría temblaba en mí, i yo la temía
i la inimitable voz siempre me repetía: vive!

CANCIÓN HÚMEDA


Como detrás de la cola
de una melodía ondulada
en los cabellos de alguna mujer sudorosa
suspendida en el aire del cuenco azul
combado por el viento: camina, camina
apaciguado por los costados del río.

¡Dame de beber agua en tus corpiños!

Son muchas las huellas dejadas en la arena,
casi rosado el mar, mece a sus peces
peina sus algas y humedece su silencio;
como un anillo en el dedo,
como un nombre en el anillo

¡Dame de beber agua en tus corpiños!

Lluvia no te agotes, deseo convertirme en roca
para que me beses con violencia
en el acantilado húmedo y febril;
para que las nubes imiten mi apariencia,
para que la arboleda furiosa se pierda
en las oscuras sombras de los trenes.

¡Dame de beber agua en tus corpiños!
¡Deseo ahogarme o ser salvado!
o/r 1978


UNA VOZ IMPRONUNCIADA


Y no pudo creer si desnudarme
bajo una tumba me haga sentir raíz,
sudor y aroma escondido...
Pobres arbustos de pupilas negras, mis ojos,
se han acercado desde muy lejos,
caminando de a poco
con una mirada sin reflejos, parpadeando...
Aleta imbatible de mis encantos prematuros
nunca estuve allí, ni pensé en volver
pero, me siento vivir, arder y respirar...
Rubio el viento triste que se aleja gris;
de soslayo apuñalado sin piedad
por la navaja del sol entumecido...
Pálido troglodita mi corazón se agita
se enciende con defectuosa ternura
como una bestia inocente e impúdica...
Hundido en el furor lejano, extraño
transparente de los seres amados
que toman formas nuevas...
Entré sin abrir las puertas,
quebré los pestillos delicados
como latente luz inesperada...
A cualquier hora
A cualquier día
14.09.84 SC




PASEO FRECUENTE


Cuando me aproximo a lo tenue de la vida
y la veo en su silla de frágil hilandera
batiendo su rueca y extendiendo el hilo...

Pienso en el soplo fugaz de las cosas,
en el ronco batir de las olas en los mares
Pienso que pienso, i tiemblo, i me recojo.

Vuelco mis ojos grises defectuosos
que se pegan al aire, como viento a las plumas
como las arañas del campo a la hierba húmeda.

Sin prisa, veloces como una plegaria o una queja
apareciendo, desapareciendo como el viento
sin la angustia del miedo, sin voz, sin fuego.

Ante el murmullo inagotable i despeinado
de los dedos desesperados del sol
que camina torpe i poderoso por la piel

Bordeando las acequias, los pantanos
esquivando los puentes i la lluvia
¡Ah, sombra mía, que cerca estás de todo!

barça 1977

CARICIAS


El mar nadaba hacia la playa
oscuro sobre oscuro, con leves claridades
¡Cuánta agua hay en la arena, fugitiva
¡Cuanta arena bajo tus pies, sedienta
Y sin embargo, yo era sólo un bote varado
entre la espuma, la arena i tus huellas...

La brisa vagaba, ebria como un velo tornasol
tropezando por las rocas cercanas, con la suavidad de un hilo, más allá de las agujas.

Al fondo el sol i el viento se incendian i se agotan
y cae la noche, húmeda y serena que devuelve
la arena al mar, i a ti a mis brazos húmedos.

12.11.77
barça

VIAJANDO POR EL HILO


Como el rumor entre durmientes y piedras
de todos los caminos ferroviarios;
Como las voces que tiemblan,
sin ecos, sin confundirse
por los hilos del teleférico.

Como la repentina alegría
de un tren silencioso
oyendo tan solo
la distancia
que
empequeñece.

INADVERTIDO PASEO


Pesarosas ánimas
encabritados alfabetos
alegres acentos saltando
por entre las letras
y el espacio más o menos grande
entre palabra y palabra.

El sol pasea como una muchacha
indefinible en su juventud
sin años: una estrella sola

Las encinas dejan sombra
el sol las ensarta;
una gota de calle
inundada de multitud.

En las axilas de las gaviotas
se esconden los vientos;
una partícula de dolor
es una formación cristalina.

El pensamiento es una muralla de mar,
y los ojos de los ojos,
desencajados espejos sin voz
proyectando la luz del mundo,
del fulgurante mediodía del mundo.
24.07.78
barça


OBITUARIO


A tu portal vengo, muerte
camuflado en un cinerario pálido
en un sendero semioscuro
nacido de la espalda desta tierra

Vengo a recoger los vientos óseos
de tu caminar tan lento,
las tranquilas aguas de tus ríos
navegando por las mejillas
humedecidas por el viento

Te bebes a ti misma, construyes
una distancia que flota, que se acorta,
que gotea como un cirio

Vengo a regarme en la luz hosca que despides
a estremecerme en la víspera palpitante
a mirar de frente los cuencos hondos
de ese mirar solo y ajeno

Para no llegar a la locura de olvidarte
de dejarte pasar como un día sin cuentas
como un camino sin recovecos
como los pasos de cualquier desconocido








Para devorarte, devorando los instantes
que marqué en un calendario extraviado
que enterré en lugar de mí
21.01.78
barça

PUERTO FLOTANTE


Un océano tiritante
en esta imperceptible inmensidad
rosada, celeste casi amarilla

Frente a las torres
y los relojes titilantes
de la noche clara y simple

Alguien ha venido
a ver relumbrar
las luces de los vapores

Anudados como sogas
al huerto transparente
temiendo ser raptados

Por el viento,
por el tiempo, por los barcos
que nunca volvieron

El teleférico camina
en el aire frágil
como una ventana viajera

El cielo parece un mar tranquilo
frente a un espejo de peces.

RECORRIENDO UNA SOMBRA


Prístino azul que enfebrilece la escarcha
ronda anacarada y única sombra
que pespunta el simulacro tiritante
de un noviembre en cada mayo distante.

Ignorante la luz que logra adormecer
el rasante resplandor de un minúsculo rayo
que insomne i callado se levanta
de un sueño de contados instantes.

Aunque poco implica el envejecer del péndulo
que empuja incesante el transcurrir lento
de nidos picoteados machacando,
los instantes de miles de horas
que se aprietan en macilentas cinturas.

Cambiando el traje de los días i las noches
amarilleando un calendario puesto de cabeza;
apenas esas sombras puestas tras las cortinas
que saltan irreconocibles de un ojo hacia el otro
ahogando en la luz el ventanal de mis pupilas.









PUERTAS SIN CERRADURAS


A veces, odio la antigüedad de las puertas,
sus viejos quicios soportando la apertura
de sus hojas raídas, de sus vanos curvos.

Encajadas en un tiempo ajeno y olvidado
fueron el reloj obligado de llegadas y partidas
del sol y de las lluvias, del alba
y el crepúsculo.

Sus cerraduras han alojado la prudencia
y la desconfianza
que yo sepa, nunca han tenido
vocación de cuevas;
su escaso espacio ha dividido
el afuera y el adentro.

Un límite con escasa distancia
e infinita intermitencia;
desde adentro me ven con un rostro generoso, cálido, suave,
acogedor, fugaz, invitativo.

Su reino, un zaguán que apacigua
sus bordes rectangulares;
desde afuera son un desafío,
una cotidiana e inexorable



voz habituada al talvez o al casi nunca.
Cancerberos insignificantes
de mil intimidades;
listones de madera siempre de frente
al sol o a la lluvia
sin memoria del árbol,
de la savia o del metal fundido.

Como detesto vuestro silencio
en las noches sin luna,
que sería de ustedes sin las ventanas
i sus palpitantes ojos amarillos;
sin embargo,
¡cómo ansío que sin crujir
me abran sus brazos !
11.90




INSTANTÁNEA


¡ Inagotable !
esparcía la lluvia su voz
en los hogares casi oscuros.
Los botes parecían labios de muchachas
ávidas de besos y humedad

Cerraba los ojos, y veía lo mismo

12.11.78
Cerbere



PAISAJE


De oro vestía el marco
de su vestido anaranjado
sus pliegues cambiantes i montaraces dibujaban un paisaje distinto
en cada leve movimiento
del cuerpo tibio y ondulante
que cubrían.

Vestiré de árbol seco o de abeja
absorta en su panal
simularé que soy un haz de trigo
o un suave viento; no importa

Porque anhelo ese oro, sueño
con ser el cofre en cuyo interior
respiren esos senos amanzanados
y ese vientre dulce que gime al apareo

He pensado en aniquilar ese ardor
flagrante, que me recuerda al sol,
a las colinas sudorosas, al vino hosco,
a la lluvia sobre el mar.

Hago que no lo siento, que no lo veo
que ya huí de allí con la noche anterior;
que soy sólo una sombra transparente
un eco que gira al entornar la voz
...
Pero no es fácil,
siempre acabo acariciando el oro
ese amarillo paisaje que se me brinda
desde dentro de esa tela

que danza al caminar saliendo
de sus bordes hacia el sol gimiente
que humedece con el rocío
ese sudor mago que respira lento

Quiero ser el miserable avaro que lo atesore
aquel que se alimente de su panorama,
de su movimiento de moneda en el aire.

Y una a una introduciré en una alcancía
su trigo, su oro, su oropel, sus bañados
donde pueda caber yo en su dorado sueño.

NI LO UNO NI LO OTRO


Como se aproxima al cielo gris
una mínima luz de trémulas visitas
que deambulan por los pasillos,
que coinciden fatídicamente
en la dulzona sensación
que perpleja me hiela.

Años de mar bajo la luna
en el azar del quizás o del ahora;
empujando la luz hacia la sombra,
en el usual y avejentado
honor de lo ilusorio que
guarda bajo su húmeda lengua.

¿ Qué sueño tan raro revolotea
al cerrar mis ojos sus párpados ,
y al flotar mi voz en el silencio ?
Alguien a quien no conozco,
me conversa con un borde
de sangre en su nostalgia.

Eso me alarma i temo;
que sueñe que no es la quimera
que ausente me reconcilia,
con una vanidad que ya no acepto
con un candor que me reconcilie
con el nunca o el camino.
1989

EL POZO CIEGO


El pozo me hace presentir
un saludo oscuro y luminoso
que por su felonía es casi el alba
y salta despierto a medianoche.

De todo repito unas palabras
una caricia leve que por su ternura
hace tropezar la luz en este alba
que ronronea hasta ser una piedra.

Me exprimen la luz las postreras
oscuridades, i es la penumbra
el caminador que no se cansa
entre la paz i el vértigo.

Pronunciar a la vez la circunstancia
de una ventana i sus cristales
sus visillos, sus cortinas, su adios
i el juntarme con la luz en su fatal beso.

Todo lo soñado lo halló un día
al mirar lo solamente imaginado,
un cúmulo de tersa impaciencia
en medio de un sollozo inexplicable
hondo, hondo, hondo
como un pozo
1989

AMANECER


Cosas que se dicen como acariciando
el estribillo de voces en el anillar
sonoro de la garganta húmeda

Consignar sonrisas en el momento
de su fatal desaparición
casi como un airecillo
de dicha oculta y desmedida...

Aquí nuestros vasos
embebidos en vagos besos
que sienten el sabor
amargo de la noche
una canción gozosa
caminando por los dedos

Y las casas con sus ojos
abiertos entre párpados
de acortinadas penumbras...

¿Dónde estás tú, brote de piel,
pequeña voz
ala de palomas migratorias
replicar de campanitas de vidrio

Semejas voz de querencia
ausente en el entierro febril
de un niño enfermo.
1978

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